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martes, 5 de enero de 2016

Queridos Reyes Magos...

Este año quiero pediros algo tan sencillo y a la vez tan complicado que la ya trillada "paz en el Mundo" va a parecer algo nimio.
Os pido que la sociedad de este país esté dispuesta a abandonar unos "privilegios" mal entendidos sobre los desplazamientos urbanos, que nos llenan de humos, mal humor y ruidos y que sean capaces de entender modelos creados para las personas. Sobre esta base se sustenta todo. Sin ella, lo demás sobra.
Que esa reacción social se refleje en la política y se apoyen y promuevan estas nuevas actitudes hacia un modelo de diseño humano, en el que prevalezcan los intereses generales a los privativos.
Que la velocidad y las prisas no sea derechos, sino limitaciones y así lo entendamos todos.
Que de una vez comprendamos que las ciudades son de todos, no sólo de aquellos que abrazan la opción de moverse en vehículos a motor.
Que como es de todos, el espacio reservado a cada cual debe ser proporcional a su cuantificación y no a criterios "adquiridos" mediante la fuerza.
Que aquellos que nos desplazamos en bicicleta comprendamos que las infraestructuras propias, las pacificaciones de calles y las priorizaciones conviven el los países "bici-desarrollados", fruto de décadas de estudios y mejoras y que dejemos de ser "muy de esto o de aquello y de lo mío es lo mejor", porque sobre gustos, colores, pero el ciclismo urbano de masas se sustenta en la capacidad de ofrecer a cada cual lo que le gusta para moverse.
Que cualquier persona que se mueva en bicicleta es un "miembro del club". Ya está bien de decir que la bici sólo es para uso deportivo y que su lugar está en el campo o en las pistas o viceversa, despreciar su uso de ocio.
Que se cumplan las normas de circulación, por parte de todos, pero que se intenten mejorar aquellas que favorezcan el desplazamiento de aquellos que provocan el bien común frente a los que lo asfixian.
Que el comercio abra de una vez los ojos y se dé cuenta de que es insostenible confiar en el tráfico a motor para favorecer sus ventas. Lo contrario es lo que las prima.
Y, sobre todo, que en la medida de los posible vayamos dejando el coche en casa, para viajes más largos, y empecemos a disfrutar de nuestras ciudades caminando o en bicicleta y mieremos más allá de un salpicadero para descubrir los tesoros ocultos que no vemos con los ojos actuales. Poquito a poquito...
Ahí os dejo la tarea...

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