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jueves, 5 de noviembre de 2015

Caminar al colegio.

Pena, mucha pena es lo que siento cuando veo imágenes de algo que todos hacíamos de pequeños y que, hoy en día, parecen actos de valentía más que otra cosa.
Mucha pena de ver como, para que un grupo de niños caminen hasta el colegio deben ir en fila (de a 2, de a 3, da igual; fila), por rutas marcadas especialmente como "caminos escolares" y acompañados de adultos, con chalecos reflectantes y en algo llamado "pedibús" o similar.
Pena de como, muchos niños, salen de una clase en la que se relacionan con otros compañeros con los que no pueden relacionarse por la calle. Se suben directamente en un coche y se van a casa, "protegidos" de un entorno hostil.
Pena de esos padres que sienten miedo a que se desplacen por la calle cuando son ellos los que provocan ese miedo con sus vehículos a motor, generando un círculo vicioso.

Debemos empezar a volver atrás. Esto no es progreso, es aislamiento y temor al dios coche.
Ya eso de pedalear al cole... ¡Impensable!

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