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viernes, 30 de marzo de 2012

Límites de velocidad: panacea o utopía.

Mientras pensaba como redactar este artículo y tomar las fotos del mismo, me he enterado de la noticia de que el gobierno está estudiando (es decir, lo hará) aumentar los límites de velocidad en nuestras carreteras, tras 8 años de reducción de accidentes en las mismas. En cuanto al tema medioambiental, ¿qué se va a esperar de un Ministerio de muchas cosas y Medio Ambiente que pretende permitir construir hasta dentro del agua en las costas, que ha quitado la subvención a las energías limpias y renovables, que pretendía permitir la caza del lobo ibérico al sur del Duero, dirigido por un magnate del petróleo que tiene cinco coches en casa? Pues eso, lo que está pasando.
Pero volviendo a los límites de velocidad, con estas premisas, ¿todavía hay alguien que crea que se va a llegar a aprobar el nuevo Reglamento General de Circulación, reduciendo los límites de velocidad en las calles de un solo carril por sentido y dando prioridad a la circulación de bicicletas? Yo no (¡ojalá me equivoque!).
Pero, en el caso de que llegara a aprobarse, ¿se respetaría el límite de 30 km./h. en nuestras ciudades? Pues pienso que igual que se respeta el límite de 50 km./h. ¡De ninguna forma!


Me he acercado esta tarde hasta las inmediaciones de un colegio en mi localidad, un colegio a cuyo comedor acude mi hija a diario y en el que compruebo día tras día, de primera mano, que queda muy bonita la señalización vertical, pero que nadie la respeta. Lo que más me sorprende e indigna, es que sean los propios padres que van a por sus hijos los que no respeten este límite, y pongan en peligro a los pequeños, sobre los que hay que tener mil ojos para que no pongan un pie en la calzada.


Tras pasar por ahí, me he ido a una de las calles peatonales de Miguelturra, limitada a 10 km./h. y por la cual sólo deberían pasar los vehículos que acceden a las cocheras. Pues bien, todo el que circula por aquí, lo hace para trasladarse hasta la calle del fondo y, tras salvar el pequeño escalón que hay a su entrada, circulan como si de cualquier calle se tratase, y apártate o te aparto. De hecho, nada más tomar la foto, ha pasado un coche que no cumplía la limitación ni de lejos y, cómo no, ha salido por el otro extremo. Sí, es prácticamente imposible circular a 10 km./h. en un coche y casi en una bici, pero, por lo menos, ser lo absolutamente prudente que impone la situación.
Esta circunstancia se da en todas las calles de tráfico restringido tanto aquí como en Ciudad Real, donde ha habido que poner cámaras de grabación de matrículas para que no se usen como cualquier otra vía.
Visto ésto, debo parecer muy pesimista, pero no creo que la limitación de calles a 30 km./h. se vaya a cumplir. Me reiteraré siempre en que en este país lo que falta es educación vial, y que sólo parece que cumplimos los límites cuando hay radares y sanciones de por medio, y el hostigamiento a los ciclistas seguirá produciéndose. Mientras tanto, a esperar que se nos considere algo en nuestras ciudades.

1 comentario:

Ciclista Urbano dijo...

Con radares, todos las límites de velocidad se cumplen. ¿Por qué los vemos sólo en autovías, donde son inútiles?